miércoles, 10 de septiembre de 2008

RECUERDOS DE FERIA (IV). EL ALTAR DE INSIGNIAS


No es lo habitual que tu propia Hermandad te sorprenda gratamente. Pero confieso que así ocurrió en la primera jornada del Triduo de la Virgen del Mar, al encontrar montado este altar de insignias delante del retablo de Santo Domingo de Guzmán. Un auténtico alarde por parte de la hermandad patronal. Una saludable novedad en este año. Vamos a confiar que en los próximos años haya muchas sorpresas de este estilo.
Por cierto que, al hilo de esta noticia, quiero resaltar la importante labor que la Hermandad ha llevado a cabo durante los dos mandatos del actual Hermano Mayor en lo concerniente a completar el juego de insignias: terminación del juego de ciriales, restauración de báculos, confección de cruz y faroles de guía, guión pontificio, pértigas, libro de reglas, ropas para el pertiguero y cuerpo de acólitos... Sin duda un gran trabajo para dignificar y engrandecer el culto a la Virgen del Mar y su procesión de alabanzas del mes de agosto.
Voy a aprovechar esta pequeña tribuna en internet para pensar en voz alta y compartir una reflexión que me ronda la cabeza y que, por supuesto, ofrezco a la Hermandad a la que pertenezco. Queda un poco de trabajo por hacer para completar ese juego de insignias y creo que es el momento adecuado, un momento para terminar el trabajo iniciado y para no vacilar. En concreto hecho en falta lo siguiente:
- un medallón para el pertiguero (hemos hecho las cosas tan bien que ahora es una pena no rematar la faena)
- la Hermandad de la Patrona es una hermandad mariana por excelencia pero no tiene una insignia mariana. Me gustaría que el año próximo el cortejo glorioso luciera un hermoso Simpecado acompañado de sendos faroles. Y que no se piense en algo para salir del paso. La Inmaculada Concepción es el gran misterio de amor a la Virgen por el que luchó Andalucía durante siglos ("...tú, que la llamaste pura cuando Roma lo callaba..."), y ello merece no escatimar en un bello diseño y una magnífica ejecución.
- es una pena que el Estandarte, el Libro de Reglas y el Guión Pontificio vayan en el cortejo sin acompañamiento de varas. Al menos serían necesarios seis báculos más para encuadrar adecuadamente esos símbolos corporativos como merecen dentro de la gran puesta en escena y catequesis plástica que supone el cortejo procesional.
Os invito a que deis vuestra opinión sobre el tema. Os recuerdo que existe moderación de mensajes y que no publico anónimos ni opiniones ofensivas o irrepetuosas. Vosotros mismos.

2 comentarios:

José Ramón Suárez Ortiz dijo...

Si "mese" permite sugerir a mi también, yo añado dos cosas más:
- Cambiar los ceñidores de terciopelo estrenados este año por cíngulos de seda verde.
- Palermos o varas más pequeñas para los diputados.

Post Scritpum Y secundo lo de "un hermoso Simpecado acompañado de sendos faroles" con el detalle IMPORTANTÍSIMO de "que no se piense en algo para salir del paso", sino todo lo contrario: que después de la Virgen y su ajuar sea una nueva joya de la corona.

Montesinaí dijo...

Coincido en todo lo que has expresado en esta entrada, a parte de eso, un par de túnicas más para los incesarios y navetas ya que vi que iban con la túnica prestada del Santuario cómo salían a la antigua usanza, y como comenta J.R, palermos para los diputados, ya que las varas que portaban los diputados podrían utilizarse para el acompañamiento de las insignias.

En cuánto al Simpecado, es una insignia de las que más me gustan, pero como dices, ya que lo hacen que sea bueno y bonito.

Un saludo

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