Imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas, obra de Miguel Bejarano Moreno
EL CULTO Y LA PIEDAD MARIANA
EN LA EDAD MEDIA
por Emir Jesús Díaz Pérez
Revisando unos apuntes de mariología de doña María Dolores Ruiz Pérez, Religiosa de María Auxiliadora, los cuales pude indagar fueron extraídos del manual de mariología de don Antonio María Calero S.D.B. titulado “María en el misterio de Cristo y de la Iglesia", después de leerlos y estudiarlos debidamente, he intentado hacer una síntesis de ellos para poder plasmarlos en forma de artículo en el blog SER SILENCIO. Su lectura ayudará a conocer cómo fueron naciendo, a través de la religiosidad popular, las diversas oraciones dedicadas a la Madre Celestial. Todas ellas han llegado hasta nuestros días formando parte incluso muy cotidianamente de nuestras vidas de cristianos y nos ayudan a ejercitar esa experiencia religiosa que todos anhelamos tener con Dios. Así también siguen formando parte y enriqueciendo la liturgia mariana de nuestros días así como sus fiestas.
El largo período de tiempo que conocemos bajo la denominación general del Medievo o Edad Media se caracteriza por un fuerte resurgir del hecho mariano: más en el plano de la vivencia, acontecimientos y realizaciones de diverso tipo, que en el de la reflexión teológica.
El primer ámbito en el que se percibe este resurgir es el relacionado con el culto y la piedad.
· Al hacerse progresivamente distante el conocimiento del latín por parte del pueblo, con la consiguiente desaparición de la participación en liturgia, irrumpen las devociones en lengua vernácula o incluso en un latín asequible al pueblo.
Entre los siglos IX y XI hay abundante producción de Oraciones a Santa María. Entre ellas destacan las compuestas por San Anselmo (M.1109), cuyo influjo fue decisivo para inducir una visión nueva en la devoción que el occidente comienza a tener a María. Este influjo lo ejerció precisamente a través de las numerosas “Oraciones a Santa María” de carácter sobrio y espiritual al mismo tiempo, y con un sentido general de alabanza e invocación.
Por otra parte cabe destacar como los mas conocidos el Ave maris Stella (S. IX), el Alma Redentoris Mater (S. XII), la Salve Regina (S. XI-XII) y el famoso Memorare de San Bernardo (S. XII). Aparece también en este tiempo la oración del Ave María, aunque las dos partes que la componen no aparecen unidas en forma definitiva hasta finales del siglo XV (1483-1496).
Ocupando un puesto de singular relieve en este tiempo, a causa sobre todo de la amplia difusión que obtuvo entre el pueblo sencillo y llano, el ejercicio del rezo del Santo Rosario que, nació en el Siglo XII, llegó a ser llamada Alano della Rupe (m. 1475) “el salterio de la bienaventurada Virgen María” a causa de la correspondencia existente entre los 150 salmos del salterio y las 150 Ave Marías del Santo Rosario.
· Otro aspecto importante en el ámbito del culto y de la devoción a María es la aparición y difusión de numerosas fiestas marianas nacidas en estos siglos. La liturgia mariana comienza a experimentar un ritmo ascendente, extendiéndose rápidamente, gracias a la progresiva centralización de la Iglesia de Roma, las fiestas de la Maternidad divina de María, la Purificación, la Anunciación, la Asunción, la Natividad de María, etc..
· Un tercer aspecto referente a la devoción y al culto mariano que caracteriza, a partir de estos siglos, el comportamiento cristiano en relación con María, es la edificación de los templos en honor de la madre del Señor. Comenzó a ser una costumbre generalizada, tanto en oriente como en occidente, levantar en honor de María grandes Basílicas, iglesias catedrales o simples capillas y ermitas. Exponente típico a este aspecto puede resultar la ciudad de Constantinopla en la que llegó a haber hasta 124 iglesias edificadas en honor a la Virgen María.
De esta manera y a modo de síntesis he querido plasmar en estas líneas con la mayor claridad y brevedad posible, como resurgió la devoción mariana en la época de la de Edad Media, y como se fueron formando, las oraciones que hoy en día dirigimos a Nuestra Excelsa Madre María Santísima, así como poder observar como ha ido creciendo la devoción del pueblo cristiano a la Nuestra Divina Madre.
Bibliografía: CALERO DE LOS RIOS, A. M., María en el Misterio de Cristo y de la Iglesia, Editorial CCS.
El largo período de tiempo que conocemos bajo la denominación general del Medievo o Edad Media se caracteriza por un fuerte resurgir del hecho mariano: más en el plano de la vivencia, acontecimientos y realizaciones de diverso tipo, que en el de la reflexión teológica.
El primer ámbito en el que se percibe este resurgir es el relacionado con el culto y la piedad.
· Al hacerse progresivamente distante el conocimiento del latín por parte del pueblo, con la consiguiente desaparición de la participación en liturgia, irrumpen las devociones en lengua vernácula o incluso en un latín asequible al pueblo.
Entre los siglos IX y XI hay abundante producción de Oraciones a Santa María. Entre ellas destacan las compuestas por San Anselmo (M.1109), cuyo influjo fue decisivo para inducir una visión nueva en la devoción que el occidente comienza a tener a María. Este influjo lo ejerció precisamente a través de las numerosas “Oraciones a Santa María” de carácter sobrio y espiritual al mismo tiempo, y con un sentido general de alabanza e invocación.
Por otra parte cabe destacar como los mas conocidos el Ave maris Stella (S. IX), el Alma Redentoris Mater (S. XII), la Salve Regina (S. XI-XII) y el famoso Memorare de San Bernardo (S. XII). Aparece también en este tiempo la oración del Ave María, aunque las dos partes que la componen no aparecen unidas en forma definitiva hasta finales del siglo XV (1483-1496).
Ocupando un puesto de singular relieve en este tiempo, a causa sobre todo de la amplia difusión que obtuvo entre el pueblo sencillo y llano, el ejercicio del rezo del Santo Rosario que, nació en el Siglo XII, llegó a ser llamada Alano della Rupe (m. 1475) “el salterio de la bienaventurada Virgen María” a causa de la correspondencia existente entre los 150 salmos del salterio y las 150 Ave Marías del Santo Rosario.
· Otro aspecto importante en el ámbito del culto y de la devoción a María es la aparición y difusión de numerosas fiestas marianas nacidas en estos siglos. La liturgia mariana comienza a experimentar un ritmo ascendente, extendiéndose rápidamente, gracias a la progresiva centralización de la Iglesia de Roma, las fiestas de la Maternidad divina de María, la Purificación, la Anunciación, la Asunción, la Natividad de María, etc..
· Un tercer aspecto referente a la devoción y al culto mariano que caracteriza, a partir de estos siglos, el comportamiento cristiano en relación con María, es la edificación de los templos en honor de la madre del Señor. Comenzó a ser una costumbre generalizada, tanto en oriente como en occidente, levantar en honor de María grandes Basílicas, iglesias catedrales o simples capillas y ermitas. Exponente típico a este aspecto puede resultar la ciudad de Constantinopla en la que llegó a haber hasta 124 iglesias edificadas en honor a la Virgen María.
De esta manera y a modo de síntesis he querido plasmar en estas líneas con la mayor claridad y brevedad posible, como resurgió la devoción mariana en la época de la de Edad Media, y como se fueron formando, las oraciones que hoy en día dirigimos a Nuestra Excelsa Madre María Santísima, así como poder observar como ha ido creciendo la devoción del pueblo cristiano a la Nuestra Divina Madre.
Bibliografía: CALERO DE LOS RIOS, A. M., María en el Misterio de Cristo y de la Iglesia, Editorial CCS.
2 comentarios:
Buena idea esta de los artículos.
Post Scriptum ¿Ha pensado en dotar de un nuevo espacio a SER SILENCIO de manera que igual que las imágenes tienen su galería, este tipo de artículos vayan teniendo su huequecito?
Por ahora no, José Ramón. De momento tendrán la etiqueta Artículos, pero no un apartado específico.
Por cierto, ahora que Ud. disfruta de unas merecidas vacaciones en su blog El Orden del Día, quizás le gustaría aportar unas líneas a este humilde Ser Silencio. Siempre es agradable disfrutar de su prosa y sus pensamientos.
Invitado queda.
Saludos.
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